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Alistando el teclado

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Daria J. Buñuel del perpetuo Humero

martes, 30 de marzo de 2010

"La verdad sobre el ciberfeminismo" Cornelia Sollfrank











La pregunta "¿Qué es el Ciberfeminismo?" es, definitivamente, la que más a menudo me hacen. Todos los que se enfrentan con el término por primera vez buscan una respuesta. Sin embargo incluso después de varios años de reflexionar sobre la cuestión, puede pasar, que simplemente no tengas una contestación definida, o que tengas que hacerte la pregunta repetidas veces, o quizá tienes la respuesta y, simplemente, no quieres darla (!?).

La Primera Internacional Ciberfeminista que tuvo lugar en Kassel, Alemania, en septiembre de 1997, acordó no definir el término. En su lugar, escribimos las 100 Anti-Tesis. Estas 100 anti-definiciones definen claramente lo que NO es el Ciberfeminismo. Aquí tienes una pequeña selección:
-el Ciberfeminismo no es un -istmo- -el Ciberfeminismo no es un arma arrojadiza --el Ciberfeminismo no es un antojo femenino --Cyberfeminismus ist keine kunst --el Ciberfeminismo no es una película de miedo --el Ciberfeminismo no es una ideología --Cyberfeminisme n'est pas une pipe --el Ciberfeminismo no lo constituye una sola mujer.
No obstante, incluso después de haber leído las 100 Anti-Tesis, puede que sigas sintiéndote insatisfecho en relación a la pregunta del comienzo.

En nuestra época, cuando buscas una información tiene sentido hacer una búsqueda en Internet. Si realizas esta exploración desde los portales más populares encontrarás, aproximadamente, unos 500 enlaces sobre Ciberfeminismo. Hallarás manifiestos, textos, biografías individuales y proyectos artísticos. Podrás encontrar proclamaciones eufóricas, conceptos utópicos, pero tan bien podrás encontrar críticas sobre conceptos y teorías ciberfeministas. Considero muy recomendable el desarrollo de esta búsqueda, dado que se obtiene una buena perspectiva de la gran variedad de información que subyace en la red sobre este término, y realmente puede ayudarte a comprender los escritos y pensamientos fundamentales sobre el Ciberfeminismo. Muchas mujeres (y tan bien algunos hombres) que con frecuencia ni se conocen ni conocen sus trabajos respectivos, se han unido bajo este paraguas, contribuyendo así a construir la historia del Ciberfeminismo, y al mismo tiempo haciendo comprensible el hecho de que cada uno entienda de forma distinta el concepto.

Uno de los enlaces que con seguridad encontrarás en tu búsqueda es el de Old Boys Network, (www.obn.org) web de la organización internacional ciberfeminista. OBN es un proyecto para la red que comencé a desarrollar junto con otras dos mujeres en 1997. Desde entonces ha crecido y cambiado mucho pero, si te interesa, puedes encontrar más información sobre las Old Boys Network en nuestro site. En términos generales, podríamos decir que OBN también se articula alrededor de la pregunta primera: "¿Qué es el Ciberfeminismo?". Si lo que estás buscando son respuestas rápidas podrías echar un vistazo a la FAQ de nuestra página web. FAQ significa Frequently Asked Questions (preguntas más frecuentes) y es un archivo con formato de preguntas y respuestas. Muchas páginas web utilizan una lista FAQ que compilan la información sobre determinados temas y eliminan la necesidad de dar respuestas personalizadas a las dudas y preguntas. La sección FAQ de OBN contiene respuestas diferentes e incluso contradictorias, ya que han sido formuladas de manera independiente por las diferentes integrantes de OBN. A continuación tienes algunos ejemplos:

"El ciberfeminismo es...

--un feminismo, por supuesto--enfocado al medio digital.
--un vehículo de discusión de ciertos métodos en teoría, arte y política.
--la versión actualizada del feminismo dedicada a una nueva distribución política que se alza gracias a una nueva cultura global y a la sociedad multimedia.
--un nuevo producto y su estrategia de marketing al mismo tiempo.
--mucho más que cualquier otro feminismo, unido al diseño y la estética, en el nuevo orden mundial del sistema pancapitalista que está por llegar." (Fin de la cita)

Yvone Volkart, crítica y teórica del arte suiza, y también miembro de OBN, afirma que el Ciberfeminismo es, de hecho, un MITO. En la charla introductoria a la siguiente Internacional Ciberfeminista, ella declaró: "Un mito es una historia de origen inidentificable. Un mito se basa en una historia central relatada una y otra vez con distintas variaciones. Estas características hacen que se ajuste perfectamente a las corrientes y necesidades postmodernas. Un mito niega la primacía de UNA historia identificada como UNICA verdad, [¡Llegados a este punto os habréis dado cuenta del carácter irónico del título de mi lectura!] y esto implica la necesidad de leer entre líneas y considerar las diferencias existentes entre las distintas historias. Pero hablar de Ciberfeminismo como mito, no implica mitificarlo, sólo admitir que el Ciberfeminismo existe únicamente desde la pluralidad." (Fin de cita)

Aunque estoy de acuerdo con Yvonne en su apreciación de que no existe sólo UNA historia y UNA verdad, paradójicamente, llegados a este punto quisiera hacer un experimento y tratar de escribir una pequeña historia del Ciberfeminismo. La invención del Ciberfeminismo data de 1992. De manera independiente tanto la teórica cultural inglesa Sadie Plant como el grupo de artistas australianas VNS Matrix comenzaron a usar el término. Éste resultó de la simple fusión de "ciberespacio" y "feminismo". Es interesante destacar la apuesta que se hizo a favor del prefijo "ciber" y no "tecno" o "virtual" como indicativo de algo novedoso. "Ciber" deriva realmente de la palabra cibernética. Norbert Wiener, fundador de la cibernética, basó sus teorías en la suposición de que existe una analogía entre los sistemas orgánicos y tecnológicos regulados, que transmiten y procesan la información. A mediados de los ochenta, el autor de ciencia-ficción William Gibson agregó otro significado más al original en su trilogía ciberpunk. Él creó el ciberespacio, el mundo virtual de los trabajos electrónicos en red, un espacio etéreo de alucinación colectiva. En el ciberespacio el cuerpo se desvanece existiendo sólo como flujo corporal. Esta visión indica claramente una fantasía holística y quizá incluso sexista, puesto que las mujeres son mayormente consideradas como mujeres-robot (fembots) y ciber-niñas (cyberbabes). A partir de estas ideas sexistas inherentes al mundo cibernético, la adhesión a éste del feminismo supone un giro irónico y ofrece espacios de interpretaciones alternativas sobre lo que el ciberespacio podría ser.

Por otra parte, crear el "ciber"feminismo fue una acertada idea de marketing. Las novelas de Gibson habían supuesto un gran hito, y el prefijo ciber se usaba en todo tipo de combinaciones, posibles e imposibles, como: cibercuerpo, cibersexo, ciberdinero, cibercomida, ciberporquería, y así sucesivamente. Se inició una nueva era, un tiempo en el que todo el mundo podía librarse de los problemas materiales, a saber, del cuerpo, (libre de dolor, sexo, deseo...). Unir estos conceptos al feminismo puede parecer contradictorio ya que, al menos hasta los 80 cuando las categorías de hombre/mujer fueron deconstruidas o ampliadas por la introducción del "género", el feminismo estaba claramente relacionado con la identidad "natural" y psíquica de los cuerpos (hombre / mujer). Y el feminismo aún se identificaba en gran medida con la "vieja escuela feminista" -especialmente con los tan populares esfuerzos asociados con, por ejemplo, los movimientos de liberación de la mujer de la década de los 70-. Estos movimientos típicamente enfatizados en su concepción ideológica e intencional de la política, se expresaban en términos de "hombre" y "mujer", con frecuencia tomaban formas separatistas y tecnofóbicas, asumían un alto nivel moral en sus esfuerzos por compensar la discriminación social y la victimización de la mujer, y ambicionaban lograr objetivos claramente definidos (reformas legislativas, etc.)

Las formas más características de feminismo que emergieron a mediados de los ochenta y noventa, y que en su mayor parte surgieron en la vida académica, fueron más teóricas que la retórica política del feminismo de los setenta; este cambio hizo que fuera necesario un pensamiento más profundo y que se dieran menos instrucciones de acción política. Mediante la simple y feliz unión del hito ciber al término feminismo, en los años 90, se volvió a generar un inmenso potencial. El sinónimo para una irreflejada comprensión eufórica de las nuevas tecnologías, que definitivamente asume el término "ciber", dio una nueva vida al debate sobre género y feminismo --e hizo que se vendiera de nuevo.


Volviendo a la historia. Aunque las VNS Matrix y Sadie Plant, sugirieron el término en el mismo año, sus acercamientos se realizaron desde perspectivas diferentes. Plant, asocia el término a la relación entre mujer y tecnología, que describe como íntima y subversiva. Para ella el Ciberfeminismo es la "respuesta teórica al hecho de que cada vez más mujeres aporten su innovador impulso dentro del arte electrónico y las tecnologías virtuales."

En su último libro "Ceros y Unos", Plant expone completamente esta respuesta teórica. Su premisa básica es que el significado femenino va unido al de digitalización de la sociedad. La extensión de lo no-lineal, lo descentralizado, y las estructuras no jerarquizadas, juegan un papel central. Plant reconoce este hecho como el retorno del "principio femenino". Pero este proceso no resulta de la intervención política o de cualquier otra, sino que sucede automáticamente, sin ningún esfuerzo. Realizar esta afirmación confiere poder y creatividad a las nuevas tecnologías, a sus características inherentes y a la constelación de la que provienen

Plant esboza un modelo utópico, y lo reclama como realidad. Lo femenino y la sociedad digital son su inspiración, y los une en un camino del que ninguno pueda escapar jamás. Lo que quiso ser una utopía positiva, motiva un sentimiento de intranquilidad por su inmanente inutilidad. Para su argumentación, Plant emplea ideas de Irigaray sobre la simbolización femenina; caminos tomados tradicionalmente por la historiografía (producción de héroes/heroínas e identificación con figuras como la de Ada Lovelace); el concepto freudiano de la mujer tejiendo simbolizando la carencia del pene; y la universalidad de la máquina de Turing que se compara con el mimetismo femenino. Aparentemente no deja ninguna cuestión sin respuesta.

Ahora, me gustaría proponer otro experimento, el de leer a Plant como si ella hubiera realizado estas afirmaciones de una manera irónica, esto le devolvería poder subversivo a su rígido concepto. Desafortunadamente, sus afirmaciones no tomaron este cariz.

El acercamiento de los ancestros artísticos del ciberfeminismo, VNS Matrix, es totalmente distinto. Aunque participan de la afirmación que hace Plant de que la sociedad digital es una feminización, si embargo, sus manifestaciones poéticas desde y sobre el cuerpo femenino siempre estuvieron acompañadas de un guiño y un codazo. Además, sus esfuerzos más literales por contaminar de sangre, limo, coño y locura la tecnología fueron bastante confusos como para deslucir el asentado mito de que la "tecnología" es sólo "cosa de hombres".

Quisiera terminar mi historia aquí, en la gran rechazada Donna Haraway que en los ochenta escribió el fundamental Manifiesto para Cyborg. Su cyborg, símbolo de un futuro después del género, es hoy considerado por muchos como el verdadero punto de partida del pensamiento ciberfeminista. Sin embargo, Haraway nunca utilizó el término Ciberfeminismo ni lo reclamo como suyo.

Así, con esta breve historia, es posible ver cómo las creadoras del término Ciberfeminismo, lo utilizan de maneras muy divergentes. Más allá de estas diferencias en los orígenes -las ideas sobre "lo femenino" y la relación construida entre la mujer y la tecnología- hay, todavía, otras muchas diferencias: las formas en que el término es utilizado por la nueva "generación" de ciberfeministas -que usan la expresión de maneras idiosincrásicas para referirse a proyectos, ideas, movimientos, ideales, actitudes y actividades heterogéneos. De manera que, en un breve espacio de tiempo, el término Ciberfeminismo ha sido apropiado de maneras muy originales.

El Ciberfeminismo está comenzando a aparecer con cierta frecuencia en el contexto artístico, político y de la ciencia. Su propósito más claro sugiere una demanda o estrategia política. Pero también puede ser que señale un método artístico. ¿Quizá el Ciberfeminismo convierte la práctica artística en práctica políticamente efectiva, o, tal vez sugiere los métodos artísticos como política? ¿Qué significa "política" en este contexto?

Tal como señalé antes, hay una clara distinción respecto a la política feminista de los setenta. Los esfuerzos feministas posteriores de los ochenta y noventa ya adoptaron formas más diferenciadas y menos abiertas, que negaron muy a menudo algunas de las premisas básicas de sus precursores. Y todos estos feminismos diferentes y diversos coexisten hoy en día unos al lado de otros. Éste es el contexto donde el Ciberfeminismo surge -al respecto, no sorprende en absoluto que las ideas sobre lo femenino y sus relaciones con la tecnología y la política deban ser extremadamente divergentes-.

El prefijo "ciber" se usa, por supuesto, como tentativa lingüística para distinguir estas teorías y prácticas de aquellas primeras y segundas oleadas de "feminismos" -con mayor o menor éxito, dependiendo de los contextos-. Sin embargo, como otro campo entre estos extremos, tiene éxito, no obstante, en establecer un nuevo marco de referencia *por su misma existencia*. Y tan heterogéneos son los Ciberfeminismos que fácilmente uno sólo puede argumentar que la construcción del término no consiste en prefijar al sustantivo "feminismo" con "ciber" sino más bien lo contrario: "ciber" puede ser la palabra principal y "feminismo" el sufijo que la modifica.

En este caso, las primeras preguntas pudieron implicar cómo "lo ciber" en adición a lo "femenino" relacionan ambas palabras tanto a las más viejas preguntas como a las más nuevas tecnologías. Así, una feliz y fructífera confusión predomina -animando a activistas, artistas y teóricos a cambiar constantemente sus discursos, a formular otros nuevos, a implementar los Ciberfeminismos para ellos y para sus intereses, y, por supuesto, a discutir estas preguntas e ideas. No es que las condiciones sociales reales ya no necesiten al feminismo; sino que unas más complejas estructuras de pensamiento y unas constelaciones más móviles de poder hacen más difícil de identificar y alcanzar, en una escala de masas, acercamientos políticos concretos.

Estos nuevos puntos de partida -diferentes de sus precursores y de cada uno de ellos mismos también- requieren nuevas formas de acción. No importa si los métodos toman formas políticas, artísticas o filosóficas, por la simple razón de que la política puede tomar formas artísticas y el arte formas políticas, etc. Lo qué *es* importante es una referencia común en las relaciones y alianzas que constantemente son formadas, puesto que el Ciberfeminismo no se expresa a sí mismo en singular, en acercamientos individuales, sino en las diferencias y los espacios intermedios.

En una cultura en la que la acumulación y el avance de las tecnologías se expresa continuamente en términos de liberación de la naturaleza, hay ciertas tendencias básicas que debemos reconocer: las nuevas formas de sujeto-constitución, la nueva distribución de competencias de acuerdo con las nuevas tecnologías, las nuevas infiltraciones de las configuraciones del poder y las nuevas formas de discurso que se han establecido. En los campos donde estos fenómenos coexisten y son coextensivos el Ciberfeminismo funciona como un tiempo de unificación. Este hecho crea el mito de una identidad política sin forzar a nadie a luchar por ella.

Llegados a este punto, me gustaría citar al artista Joseph Beuys, que explicando las estrategias de su proyecto " Buro fur direkte Demokratie" (oficina de democracia directa) dijo una vez: "para mí, tenía la misma importancia colgar cualquier término en el muro; las personas simplemente tenían que encontrar el término que les interesara. Entonces este término podría funcionar como punto de acceso a la problemática actual." (Fin de la cita). Opino que el término Ciberfeminismo es perfecto, en la medida en que toma esa función. Usar el término es parte de la estrategia.

Como consecuencia, el Ciberfeminismo se identifica tanto con estrategias políticas como con métodos artísticos- y está muy bien. Crea tu propio Ciberfeminismo, puede ayudarte a encontrar la verdad del mismo.


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Traducción: Eva Guil Walls y Remedios Zafra.

Sobre "El amor es una droga dura" de Cristina Peri Rossi


Este breve texto tiene la pretensión de desarrollar, en pocas palabras, una corta revisión sobre “el crepúsculo de las identidades genéricas tradicionales en la contemporaneidad, vistas desde los personajes de Javier y Nora en «El amor es una droga dura», de Cristina Peri Rossi”. Cabe aclarar que la obra de Peri Rossi, que le concierne a esta reseña, merece una revisión más cuidadosa que la que se hará a continuación, puesto que las características que sirven para expresar dicho crepúsculo, que servirá como trampolín para aproximarse al texto de esta autora, están inmersas en un panorama lo suficientemente complejo como para merecer una exploración mucho más extensa al respecto. Por lo pronto entonces, éste es un primer acercamiento al libro de la uruguaya.

Cristina Peri Rossi, nace el 12 de noviembre de 1941, en Montevideo. Es exiliada de su país en la época de la dictadura y desde ese momento se instala en Barcelona. En su narrativa, en obras como “Solitario de amor” y “El amor es una droga dura”, se desarrolla un contenido altamente erótico, en el que hay diversos acercamientos a la idea de “deseo” y a las aproximaciones que sus personajes tienen del mismo. En estas dos obras, los personajes a través de los cuales se accede a las situaciones que se desarrollan en los textos son hombres; en el primero el personaje principal narra su historia, mientras que en el segundo es un narrador que no participa del texto el que habla sobre la vida de Javier, el personaje “principal” de la obra de Peri Rossi que le concierne a esta reseña, sobre el que se hablará adelante.

Se accede entonces, a través de estos dos hombres(los protagonistas de cada una de las obras anteriormente nombradas), a través de su relación con lo “femenino”, a la caída de las concepciones tradicionales que encierran las dos categorías de género; el sujeto masculino, concebido tradicionalmente como el sujeto racional, dueño del ámbito lógico discursivo, se ve enfrentado ante la pérdida del mismo, se encuentra a sí mismo escindido de los roles establecidos como propios de su “ser hombre” y se enfrenta a la destrucción de ese que había concebido como su lugar en el mundo; así da paso entonces a la problematización del hombre que se había definido en la historia occidental, a través del otro, ese otro que anteriormente era definido desde lo masculino, pero que ahora no solo se define, sino que se da el lujo de no definirse y que está constantemente deconstruyéndose desde y como “sujeto del feminismo”, retomando el término usado por Teresa de Lauretis en “La tecnología del género”.

Es importante decir, que el protagonista de “Solitario de amor” es un sujeto con todas las características de lo considerado tradicionalmente como femenino, por tanto toda su narración es prácticamente de adoración a la mujer, elimina de cierta forma la trascendencia de lo fálico y hace un énfasis constante en el útero y en los fluidos del cuerpo de la “hembra de la especie humana”. Este hombre femenino es con el que se encuentra el lector de “Solitario de amor”, del cual valdría la pena hacer también un estudio más extenso. Al contrario de este sujeto, en el que se ve, más que el crepúsculo de la masculinidad tradicional, el nacimiento de una “nueva” posibilidad de construcción del hombre, en “El amor es una droga dura, se ve, en efecto dicho crepúsculo.

En un artículo titulado “El transgénero en la posmodernidad” (que habla precisamente de las características que le corresponden a la posmodernidad, en torno a la caída de los grandes relatos, de los grandes moldes y de la división dicotómica del mundo, en donde hace una alusión clara a las cuestiones sobre el género, el sexo y la sexualidad en la contemporaneidad) Gabriel Cocimano, cita a Vicent Canet, quien dice: “«El macho-machista comienza a ser sustituido por el macho-ambiguo que, sin dejar algunos tics machistas, empieza a redefinir su identidad a partir de la mezcla de los atributos considerados socialmente masculinos y femeninos: es el hombre débil, sensible, padre, ambiguo sexualmente, preocupado por la estética (...) Quizá no ambiguo sexualmente en cuanto a su opción sexual, sino porque su identidad está en tránsito: saben que no quieren mostrarse como machos-machistas, pero tampoco ven una vía clara de cómo ser hombres».”(cita 1) Esta descripción sirve para señalar la situación del personaje de Javier, en “El amor es una droga dura”.

La constante comparación entre la cámara fotográfica (su forma de acceder, de aprehender el mundo) y el pene, por parte de Javier, “La cámara era un falo permanentemente erecto, con el cual intentaba penetrar la realidad, dominarla, conquistarla y retenerla” (cita 2) , es una metáfora clarísima de su visión falo-céntrica del mundo (cita 3) ; además, su concepción de la mujer como una mercancía portadora de “belleza”, su familiaridad con el uso del cuerpo femenino como método de venta y su aplicación en la publicidad, describen aparentemente al “macho-machote”, que ve a la mujer solo como objeto de deseo, y no como posibles sujetos de afecto, ni como sujeto deseante. Aún así, a medida que se va desarrollando el texto, se puede entender a un Javier que va perdiendo paulatinamente su “identidad” de “macho-alfa”, para dar paso a un sujeto con características como la delicadeza, la vulnerabilidad, la fragilidad, la sensibilidad, antes atribuidos específicamente a las mujeres. Javier es un personaje que ante la presencia de un sujeto femenino no tradicional, como lo es Nora, y ante todo, de ella como un sujeto fragmentado, como en un espejo se fragmenta Javier a si mismo y en esa fragmentación va involucrada su masculinidad.

Nora es un personaje construido con la noción de un “estar”, más que de un ser, su fragmentación y continuo tránsito entre diferentes “representaciones” de lo femenino, ejemplifican aquello que en “La tecnología del género” Lauretis describe como el género como representación y auto-representación. Nora deconstruye constantemente su categoría de “mujer” y se “moviliza entre postulados antes solo posibles para los hombres y los tradicionales concebidos para las mujeres, como el pensarse escindida de la “emocionalidad”, de la sentimentalidad, el fluctuar entre ser delicada y fuerte, dominante y vulnerable, entre su deber ser “bella” pero su no tener que serlo “para los hombres”…

Visto que es una reseña, adentrarse en problemáticas como la noción de la belleza desde las artes tradicionales dedicada exclusivamente a la figura canónica femenina, la fotografía vista en el texto como un acto netamente masculino, las relaciones que existen entre los personajes principales de “Solitario de amor” y “El amor es una droga dura”, tanto como las mujeres que aparecen en los mismos textos, que son (relacionándolas también) personajes que se construyen como sujetos fuertes, no vulnerables, con características antes atribuidas a lo masculino, sin dejar de ser descritas como femeninas y que por su construcción como “sujetos del feminismo” hacen propicio que los hombres tengan que reevaluar su construcción como sujetos masculinos… entre otras, es una tarea que se merece, como se ha repetido continuamente en el texto, una revisión más extensa. La razón de esto es que a través de los personajes de Peri Rossi, se visualiza un panorama que si bien abre muchísimas posibilidades en torno a las diferentes formas de construcciones de sujetos, es un panorama que desvela el temor que despierta el estar en una época de tránsito en la que no solo los hombres no ven “una vía clara de cómo ser hombres”, sino que los sujetos en general, no ven aún una vía clara de cómo entenderse en el mundo bajo estos nuevos parámetros, o mejor, bajo la pérdida constante de los mismos.


Cita 1: http://www.margencero.com/articulos/ambiguedades.htm
Cita 2: PERI – ROSSI, Cristina. El amor es una droga dura. Ed. Planeta. Bogotá 2009. P. 21
Cita 3: Es importante mencionar precisamente el acto fotográfico como un acto tradicionalmente masculino, como las bellas artes en occidente. Aunque la fotografía es un “invento” reciente, pertenece a la etapa álgida de la modernidad y carga con todas las contradicciones de nacer entre revoluciones y cambios que estaba registrando, al mismo tiempo que tenía toda la potencialidad para convertirse en la disciplina por excelencia del siglo XX, en especial en los 80’s, cuando todas las artes se ven vinculadas a la misma. En cuanto al tema que nos concierne, es entonces un medio que “nace” inscribiéndose como masculino, dentro de la concepción tradicional de los grandes relatos, de las verdades de la modernidad (en efecto se creía en un inicio que la fotografía capturaba “la realidad”), para después verse como uno de los medios que implicaba los dobles sentidos, las ambigüedades, las ficciones que van de la mano con la imposibilidad de acceder al mundo tal como es y sobretodo, su sentido como “signo vacío”. La fotografía como índice, como portadora de significación únicamente en relación con su referente, con el objeto que es su causa y del que es huella, implica en su misma ontología un cambio considerable en la visión del mundo, que tiene consonancias con las teorías sobre género, no en vano muchas feministas la adoptaron como medio. La visión del signo vacío, del índice, se relaciona con la visión de Teresa de Lauretis respecto al género como representación. (Acotación que podría ser llevada a un análisis más extenso respecto a la relación entre teorías sobre el género y la fotografía).

El Almuerzo Desnudo

Diecinueve años después del estreno de la película de Cronenberg, tuve la oportunidad de verla. No conozco lo suficiente aún a los escritores de la generación Beat, así que me abstendré de hablar al respecto. La relación de la escritura con la construcción del mundo, el mundo como ficción, esa es una de las cosas que m ...ás me interesaron. "Exterminar cualquier pensamiento racional", como dice Bill al incio de la película. Contiene una cantidad de elementos sugestivos, maravillosos no sólo visualmente sino precisamente como potencializadores de reflexión, de reflexión en torno al cuerpo, a las formas de ver, a lo erótico... Eso si, una obra oda a la misoginia, que evidentemente molesta, pero pues que en este caso, podría tomarse como una de esas circusntancias de época, mejor, quisiera pensarlo de esa forma para no perderme de esta película que considero de sobra, una obra maestra cinematográfica.

domingo, 21 de marzo de 2010

Para ver...

Para pasar y echarle una mirada:
http://esferapublica.org/nfblog/?p=7855

Sobre la Bienal 2010 del Whitney.

Hablando de política y arte



"Compromiso comprado". Artículo visto en Esfera Pública. http://esferapublica.org/nfblog/?p=7931

"En este contexto, ¿cuáles creés que son las posibilidades de acción política que le quedan al arte?

–¡Eso es caer en la trampa funcional! El arte es un espacio para crear imágenes e ideas. Puede ser útil pero debe tener un valor estético. Sería muy bueno que el arte pudiera hacer algo por el mundo. Pero me resisto a la idea de que deba hacer cosas, ser funcional. El pensar, reflexionar, imaginar, eso es el hacer del arte. Aunque no devenga necesariamente en una movilización social concreta, en construir hospitales o cambiar el sistema educativo…" (Fragmento del artículo)

"...insiste en la importancia de la representación, en tanto que es a partir de estas 'representaciones' desde donde concebimos el mundo y a nosotros mismos como sujetos. 'Las representaciones son aquellas construcciones artificiales (aunque aparentemente inmutables) mediante las que aprehendemos el mundo -escribe Brian Wallis-: representaciones conceptuales tales como imágenes, lenguajes o definiciones; que a su vez incluyen y construyen otras representaciones sociales, como la raza y el género." (Fragmento de "Tendenci@s. Perspectivas feministas en el arte actual." de Ana Martínez Collado. Página 130.

Pongo estos dos fragmentos, puesto que pienso que precisamente por encargarse del ámbito de la representación, el arte puede y es capaz de subvertir discursos, por ende es capaz de accionar políticamente. "El poder se codifica subliminalmente a través de imágenes y en ellas se transmiten las ideologías dominantes de nuestra sociedad respecto a la familia, la religión, la cultura, la nación, el género, la raza, la clase social." (Tendenci@s)

viernes, 19 de marzo de 2010

Y ésto es sólo respecto a un poco sobre orientación sexual, sobre género... "ni se diga", hay mucho por decir...


"Imagínese que vi a dos viejas de la mano, dándose besos... ojalá vengan dos tipos y las violen, que les enseñen a ser mujeres." Esto contó un amigo, se lo dijo una señora a su mamá, claramente la señora no tenía ni idea de que el hijo de su amiga hace parte de esos a los que "hay que enseñarles a ser mujeres y hombres".

La conversación vino a cuento porque estábamos hablando precisamente de los "peligros" de la ciudad para los que tenemos una orientación sexual no normativa, de esas cosas que terminan haciendo parte del día a día, de quienes nos damos la oportunidad de salir de la mano con nuestra pareja, de darle un beso se esté o no en Chapinero (el corral, como le dice una amiga), sea o no, de nuestro mismo género, por ejemplo.

Para nos-otros es claramente el pan de cada día, las charlas continuas respecto a nuestra visibilización, respecto a si en efecto podemos ser públicos o si es mejor reservar nuestras muestras de afectividad al motel, a la esquina oscura o al bar gay de moda. Nos-otros porque en Colombia seguimos siéndolo, a pesar de tantos "Estudios de género", de tantas personas trabajando en lo mismo, de tantas luchas legislativas al respecto, de que se nos de un día para que salgamos por la séptima a decir que somos muchos, que aquí estamos, pero solo ese día, porque el resto del tiempo no podemos dárnoslas de "desestabilizadores" del orden.

¿Cuál orden? El tradicional, por ejemplo, volviendo a lo dicho por la señora, amiga de la mamá de un marica, que las mujeres sólo somos mujeres cuando estamos con un hombre. ¿Un hombre no? También en el sentido tradicional de la palabra, el macho oloroso que emana todo el tiempo testosterona. Y es que cómo no va a estar ligada a ésto la mayoría de personas si nuestra educación sentimental, social, política, nos la dan unos medios de comunicación que reproducen constantemente los mismos estereotipos de mujer y de hombre, que no conciben una fractura en los mismos, exceptuando a "Laisa", de la que solo tuvimos un poco y porque era una comedia el programa en el que salía.

Las mujeres tenemos que seguir reproduciendo, al parecer, los mismos modelos de feminidad, enlazados arbitrariamente con una sexualidad dirigida exclusivamente hacia los hombres (porque es con ellos que somos mujeres), para que no nos cojan en la calle a piedra, o no nos griten "que se baje el pantalón la que sea el hombre de de ahí", o que nos señalen constantemente mientras piensan "ojalá vengan dos tipos y las violen, que les enseñen a ser mujeres."

sábado, 13 de marzo de 2010

Sobre "Manifiesto cyborg" de Donna Haraway


Acabo de terminar de leer el "Manifiesto Cyborg" de Donna Haraway. Si quiero entender cómo funciona en éste momento el discurso y la práctica del ciberfeminismo, tengo que ir entonces a la raíz de la cosa, y bien, éste fue el que decidí como inicio. Entre las cosas que me parecieron interesantes, o importantes y para tener en cuenta, están, en torno a la relación de algo como lo virtual y los feminismos, en torno al cuerpo y las posibilidades que se abren con los nuevos medios:

- La disolución de los dualismos, de las fronteras, de los límites entre lo público y lo privado.
- Nuevas configuraciones de los cuerpos, simulacro, ficción, artificio. Construcciones. No naturalismo.
- Política desde lo subjetivo, desde el cuerpo, desde su nueva configuración, desde su reconstitución.
- Afinidad vs Identidad: Afinidad
- Visualización
- Subversión
- heteroglosia: apropiación y recreación de lenguajes ajenos.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Virginie Despentes


Hace unos días encontré, en mi inbox de facebook, un mensaje de una amiga que no veo hace buen tiempo; el mensaje tenía cómo título "Virginie Despentes... muchos libros para leer!!!!" y contenía el fragmento de un libro, deduzco estará leyendo (no hemos tenido oportunidad de hablar del tema). El fragmento es el siguiente:

"Y porque, en general, el humor y la invención están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hijos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, demasiado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, demasiado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen. Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me gusta de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi virilidad.

Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de contentarme con un lugar en la sombra. Escribo desde aquí, como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el dinero que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siempre excitada por las experiencias e incapaz de contentarme con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa ponérsela dura a hombres que no me hacen soñar. Nunca me ha parecido evidente que las chicas seductoras se lo pasen tan bien. Siempre me he sentido fea, pero tanto mejor porque esto me ha servido para librarme de una vida de mierda junto a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más deseante que deseable. Escribo desde aquí, desde las invendibles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tienen los dientes podridos, las que no saben cómo montárselo, ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que follarían con cualquiera que quisiera hacérselo con ellas, las más zorras, las putitas, las mujeres que siempre tienen el coño seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno, a las que les dan igual los hombres pero a las que sus amigas interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruidosas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les gustan las perfumerías, las que llevan los labios demasiado rojos, las que están demasiado mal hechas como para poder vestirse como perritas calentonas pero que se mueren de ganas, las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la calle, las que quieren enseñarlo todo, las que son púdicas porque están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo, las que dan pena, las que no dan ganas, las que tienen la piel flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas, las que no tienen a nadie que las proteja excepto ellas mismas, las que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual, esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo, las que no saben guardar las apariencias; pero también escribo para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambiciosos, ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos, los que tienen miedo, los que son tímidos, vulnerables,
los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quieren que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la noche cuando están solos.

Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre (...)"

Supongo que me mandó el mejor abrebocas, ese fragmento que seguramente me hará leer a Despentes en poco tiempo, veremos cómo me va con la lectura de esta autora.

lunes, 8 de marzo de 2010

"El día de la mujer"


Normalmente recibo los detalles o regalos del "día de la mujer" con un poco de "recelo", esta fecha me parece la ratificación de que aunque hayan muchísimas personas discutiendo, escribiendo, realizando obra artística en torno al tema de género, la división tradicional de: "el hombre" y "la mujer", sigue en pie. A lo que me refiero con división tradicional es a que no se considera la pluralidad de los mismos, sino a una categoría hombre, con una cantidad de características determinadas, esencialistas, igual que la categoría mujer.

"Día de la mujer" como si solo hubiese una mujer, o la palabra "mujer" designase a una cantidad de sujetos con características que los identifican. Bien, aunque mi postura es clara al respecto, al llegar a mi casa mi papá y mis hermanos, por primera vez en veintidós años nos tenían a mi mamá y a mí, unos chocolates. Tal vez por ser la primera vez que ocurre dicho acontecimiento, tal vez por el antojo que tenía, desde la tarde, de un chocolate, tal vez porque la luna hoy está diferente, debo decir que mientras muerdo esta barra maravillosa (ah! con que gusto me la estoy comiendo), con cada mordisco seguramente estoy tapando el discurso de género con pegotes del delicioso alimento anímico. Por hoy está bien; sí, dejé de ladito, por un ratico, para poder comer con tranquilidad este chocolate, el discurso de género, porque de verdad, por cinco minutos de dulce felicidad en barra, yo dejo de ladito, varias cosas por un rato.

sábado, 6 de marzo de 2010

Primera Noche

Esta es la primera entrada del blog, que se supone será la que abra paso al proceso que llevaré en torno a ciertas cuestiones que se han convertido, con el transcurso del tiempo en parte de mis discusiones cotidianas: con mis amigos (muchos de ellos que se han adentrado en las mismas cuestiones); con mis familiares, puesto que con ellos convivo y es imposible dejar en la puerta de la casa las opiniones o preguntas que conciernen a la cuestión misma de nuestra convivencia, ya que somos cuerpos en relación permanente; con personas que físicamente no conozco, pero que he tenido la oportunidad de conocer desde el lenguaje verbal, desde un medio como Internet.

Ahora bien, la cuestión que quisiera ir desarrollando durante cierto tiempo (la imprecisión definitivamente me es afín), es, como la llama Michael Ende, "...la cuestión del poder, la cuestión de todas las cuestiones..." Como "el poder", por lo menos a mí, me suena tremendamente abstracto, hablaremos entonces del poder, entorno a los cuerpos, a los cuerpos entendidos tradicionalmente (carne, materia), y a esos nuevos cuerpos que transgreden el tiempo, el espacio, y las categorías tradicionales dentro de las que se inscribía lo humano.

Para ser un poco más precisa, dentro de los discuros de poder que se han inscrito en los cuerpos, tenemos el género, en torno al cuál se desarrollarán mis intervenciones en este blog. Acompañado de este tema, estarán cuestiones como sexo, sexualidad, deseo y placer. Precisamente por eso el título de este blog: "Micropolítica: Macroplacer", en nuestra era, si nos inscribimos o nos botamos de cabeza al discurso de la posmodernidad, nos queda hablar de esos pequeños sectores que nos permiten fragmentar los sistemas totalitarios y de represión.