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Alistando el teclado

Alistando el teclado
Daria J. Buñuel del perpetuo Humero

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Una semana después de "Soy mi propia mujer". La exhibición me sigue sabiendo un poco a mierda.

Hace una semana, más o menos, se inauguró la exhibición "Soy mi propia mujer", en la Galería Santa Fe, en conmemoración a los diez años del Ciclo de cine Rosa. Debido a circunstancias varias (el estar parcialmente dentro de las prácticas artísticas, el trabajar con cuestiones en torno a estudios de género, el ser una lesbiana "desocupada") asistí al inicio de esta muestra, que como toda exposición ligada al campo de las artes, engancha con vino y con configurar una pasarela de "visibilización" de las "grandes figuras" de la movida cultural bogotana. Desastroso panorama que se reproduce constante e indefinidamente en nuestro ameno círculo cultural, el cual demostraría un poco más de coherencia si aceptara su "criollismo y tropicalismo" y por lo menos ofreciera el fabuloso aroma del aguardiente.

Pero bueno, como hoy tengo poco ánimo de correccionista en torno a la logística de los eventos de la "élite cultural" bogotana, no me adentraré en el tema respecto a cómo se ejecutan las inauguraciones "artísticas". Sin embargo, si me centraré en las cuestiones que me hicieron salir un poco, mejor, muy indignada, de la dichosa exposición. Lo primero que me pregunté, mientras hacía el primer recorrido en la galería, fue ¿en dónde está la conmemoración al ciclo rosa? Es decir, si ese era el centro de lo realizado, creo que tres carteles de ciclos pasados, así como poner un título en homenaje a la cuestión, y el mostrar un corto al respecto (que de hecho no pude ver porque siempre que llegaba estaba pausado), no son suficientes.

Así mismo, tenía entendido que este proyecto expositivo tenía ideado mostrar un registro de aquélla unión entre el ámbito de las artes y las representaciones de las disidencias sexuales y de género, cosa que la verdad no vi por ningún lado. Si el registro fotográfico del cual se habló hacía referencia exclusivamente a unas fotos tomadas durante la marcha gay y montadas sobre un lindo papel tapiz, supondría que es bastante conflictivo entonces hablar de lo LGBTI desde ese espacio exclusivo, desde dicha imaginería, porque yo volvería a preguntarme, lo que me pregunto durante todas las marchas por el orgullo gay, y es si sólo somos visiblemente homosexuales, lesbianas, trans, bisexuales, y demás en ese día y en sentido carnavalesco.

Se encontraban también ciertos "dibujos" sobre la pared, de los cuales uno, particularmente me pareció problemático, en el cual aparecían figuras de personajes "no blancos", cuerpos "no hegemónicos", en tapa-rabo y demás, hechos con colores "fluorescentes". Una belleza hablar de las diferencias y otredades en sentidos tan amplios, tan interconectados e inconexos, tan arbitrarios tan incoherentes y gratuitos.

Y es allí en donde me parece peligrosa la cuestión, cuando se deja leer como una exhibición conceptual y teóricamente pobre, que se cae a primera vista, y a segunda también (di dos vueltas por la galería, a ver si en una de esas, mi percepción de la cosa cambiaba). Seguramente hoy, más que en cualquier otro momento, exijo muchísimo más de aquellas apuestas desde el campo de las artes en donde se configuran formas de visibilización de lo LGBTI, puesto que creo que es fundamental generar en torno a ésto un espacio crítico, sobretodo cuando el plan expositivo está ligado a un trabajo de investigación al respecto.

Sin embargo, y como uno siempre puede salvar algo, hubo algo que me pareció interesante, y fue la propuesta de escribir en unos "puf", palabras como "tijera", "versátil" y demás, haciendo alución a las prácticas sexuales no hegemónicas. Considero que nombrar públicamente aquéllo que está consignado al ámbito de lo privado, y además, de un "privado obligado" o solicitado socialmente, es políticamente fuerte y subversivo, sin posición de víctimización, sino de pura apropiación de lo designado como abyecto. Y de mano de ésto, de la posibilidad de reivindicación sin victimización, me pregunto si será posible realmente, saltarnos ese "estadio" o esa "etapa" de necesidad de mostrar "lo sufrido de la diferencia" y de ser otredad.

Próximamente subiré imágenes de la visita al evento, es decir, de la inauguración de este, puesto que al parecer, según me contaron, no es una sóla muestra la de la exposición, sino que constantemente se irán exhibiendo imágenes diferentes. Iré nuevamente a confirmar tal rumor, ojalá sea cierto.


Punto aparte: ¿Por qué hay siempre tan pocas representaciones de lesbianas? ¿En dónde están las imágenes de las chicas no heterosexuales? Aveces creo que en este tipo de muestras, lo LGBTI está ligado indiscutiblemente a lo homosexual y a lo trans, el resto, parece desaparecer.