"La loca y el gay apolíneo son categorías
distintas pero no contrapuestas, en todo gay hay una loca que se
desviste frente al espejo, privadamente. Pero también en ese fetichismo
de la femme exagerada también hay un enganche con la madre, un
lugar emotivo. Pero más allá de eso, y es lo que me interesa a mí, me
interesa lo homosexual como una construcción cultural, como una otra
forma de pensarse. Una otra forma de imaginar el mundo, no sólo desde la
teoría homosexual sino que desde todos los lugares agredidos y dejados
de lado por esta maquinaria neoliberal y globalizante. Yo sigo apostando
por esos lugares mínimos, a pérdida. Me interesan las homosexualidades
como una construcción cultural como una forma de permitirse la duda, la
pregunta; quebrar el falogocentrismo que uno tiene instalado en la
cabeza. Es como la costrucción cultural de un otro, tal vez en ese otro
están incluidos otros colores, otras posibilidades insospechadas de las
minorías. En ese sentido, creo que la cuestión homosexual, esta criatura
perversa que puso en escena la ciencia, tiene un lugar ganado. Hay una
legalización pero desde el punto de vista del poder. Por ejemplo, en
Chile cambió la ley que condenaba la sodomía, el articulo 35, pero más
allá de eso hay una homofobia ambiental en la subjetividad colectiva de
los chilenos. Entonces el camino legal y el de mentalidad van por
carriles distintos, tiene que pasar por la inserción de la cuestión
homosexual en lo social, no como privilegio, ni como algo políticamente
correcto sino que como un devenir más en este abanico múltiple y
poliformo de la sexualidad en evolución y constante cambio. Tal vez, la
homosexualidad pudiera ser una parada en esta evolución y ser una
sexualidad por venir, por hacerse".
Pedro Lemebel.
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