Entrevista a Judith Butler:
- ¿Qué es lo que cambiaría, en las instituciones como el matrimonio, si
se tuvieran esos derechos? ¿Esto cambiaría el matrimonio, si los gays
se casaran, o es que eso cambiaría a los gays? ¿En qué medida habría una
interferencia?
- Quisiera responder directamente, pero estoy
tentada a hacer una pequeña vuelta. Los movimientos sexuales radicales
no deberían, sobretodo, perder de vista
que el matrimonio no es más que una manera de organizar la sexualidad,
de organizar el parentesco. Pienso que el matrimonio debe abrirse.
Supongo que debe abrirse a todas las parejas que deseen contraer una
unión. ¿Aunque por qué obligatoriamente entre dos? ¿Por qué dos y no
tres? No comprendo eso de dos. Para la mayoría de personas sería
demasiado radical decir más de dos. Pero yo no veo por qué dos.
Deberíamos hacer la pregunta... Yo pienso que el matrimonio cambia, pero
no cambia forzosamente volviéndose gay. Ahí puede ser tradicional hasta
la parodia, se asiste algunas veces a una verdadera renovación del
matrimonio tradicional que los heterosexuales abandonaron hace mucho
tiempo. Esperemos que estos matrimonios vayan a respirar, puedan abrirse
y participar en un tejido social más amplio. Esperemos que esos
matrimonios repiensen lo que une la vida privada y la relación de
propiedad. ¿Hay que poseer en común? ¿Cómo criar a los hijos? Esperemos
que algunas normas que hacen del matrimonio una institución estricta y
represiva, puedan cambiar cuando los gays se casen.
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