“Una filosofía que no utiliza su cuerpo como
plataforma activa de transformación vital es una tarea vacía. Las ideas
no bastan. El arte no basta. El estilo no basta. La buena intención no
basta. la simpatía no basta. Toda filosofía es forzosamente un arte de
vivisección, cuando no disección del otro o de lo otro. Una práctica de
corte de sí, de incisión de la propia subjetividad. Cuando el amor de la
vivisección escapa del cuerpo propio y se dirige hacia el cuerpo ajeno,
el cuerpo de la colectividad, el cuerpo de la Tierra, el cuerpo del
Universo, la filosofía se transforma en política.”
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